A 50 años del fallecimiento del artista español Pablo Picasso, el Museo Nacional de Bellas Artes presenta el 28 de marzo la muestra “Picasso en el patrimonio del Museo” que incluye más de 30 obras del artista como grabados, dibujos y cerámicas que pertenecen al acervo artístico del museo.
El Museo Nacional de Bellas Artes se suma a las exposiciones internacionales que se realizan en torno a la conmemoración de Picasso, nacido España en 1881 y fallecido en Francia en 1973, con una muestra que desde el 28 de marzo hasta el 18 de junio albergará papeles y cerámicas del célebre artista en la Sala 33 del museo (ubicado en Avenida Libertador 1473, CABA).
“Queríamos sumarnos a este aniversario presentando una serie de piezas de nuestra colección que dan cuenta de su talento, y de sus múltiples intereses y búsquedas a través del dibujo, el grabado y la cerámica”, contó el director del Bellas Artes, Andrés Duprat.
La colección, que data entre 1905 y 1959, está organizada en cinco núcleos temáticos que recorren desde sus primeros grabados hasta el compromiso político del artista en plena Guerra Civil Española (1936-1939). “Primer tiempo. De la figuración al cubismo” da cuenta de sus primeros grabados en punta seca y al aguafuerte, realizados a comienzos del siglo XX.
De esta época es la “Serie de los Saltimbanquis”, de la que se exhibe “El baño”, y la acuarela “Mujer desnuda de espalda” que podría representar a la modelo Fernande Olivier, su primera pareja.
Hacia 1908-1909, Picasso experimentó el lenguaje del cubismo en grabados que materializó en obras como “Dos figuras desnudas: mujer con una guitarra y niño con una copa” o “Naturaleza muerta con frutero”.
A partir de 1911, sus chapas fueron adquiridas por importantes marchands, quienes las hicieron estampar y vendieron como copias sueltas, editadas en libros o en carpetas.
El segundo eje “En el atelier. El artista y su modelo” reúne obras donde aparecen representados el artista y las mujeres cercanas a él, como su joven amante Marie-Thérèse Walter, que posó para pinturas y grabados sobre este tema en las décadas del 20 y del 30.
En la serie de grabados sobre “El taller del escultor”, realizada entre 1933 y 1934, puede verse su interés por el arte clásico, ya que el escultor (tal vez el propio Picasso) aparece personificado como un dios de la Grecia antigua.
“Femmes. Retratos de mujeres” agrupa las imágenes de algunas de las mujeres que marcaron su vida y se reiteran por etapas, formando parte de sus búsquedas experimentales en torno a la figuración y al cubismo.
El cuarto núcleo, “Hacia el Guernica. Arte y compromiso político”, recoge la serie de grabados que, en plena Guerra Civil Española, el Gobierno republicano le encargó a Picasso para la Exposición Internacional de París junto el “Guernica”. Estos grabados, titulados “Sueño y mentira de Franco”, se vendían en la feria y componían una sátira al general Francisco Franco.
El último eje expositivo es “Metamorfosis. Entre lo animal y lo humano: faunos, centauros, toros y caballos” y presenta escenas de tauromaquia, espectáculo que lo apasionó desde su niñez y que aparece en la serie “Corrida de toros”. En este núcleo, también se muestran la aguatinta “Caballo”, creada para ilustrar “Historia Natural”, la enciclopedia del naturalista Georges Louis Leclerc, Conde de Buffon; y el plato de loza blanca “Cabeza de Fauno”, de 1955.
La curaduría está a cargo de la investigadora del museo Paola Melgarejo, quien confió que a lo largo de su vida Picasso “buscó dominar el grabado desde diferentes medios, como aguatinta, aguafuerte, punta seca, linograbado y litografía, hasta transformarse en un verdadero referente”.
“Desde la década de 1940, también se especializó en la cerámica, a la que consideró una técnica artística consagrada, y por treinta años experimentó con diversas soluciones en las formas y en los colores, representando sobre la arcilla los temas que lo apasionaron”, precisa Melgarejo.
La muestra también evoca, a partir de documentación y fotografías del archivo institucional, la Comisión Pro-Picasso del Bellas Artes, formada en 1956, con la intención de recaudar fondos para adquirir obras del artista malagueño. También se recuerda “Picasso: Maestro del grabado”, la exhibición celebrada en el museo en 1973, que coincidió con el año del fallecimiento del artista y estuvo integrada por 100 obras provenientes de la colección del Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA).
“Picasso ha abrazado el arte con tal pasión y convicción que lo ha llevado a ser el gran experimentador del siglo XX. Sus indagaciones y creaciones formales y sus búsquedas técnicas han ampliado consistentemente los límites del arte de forma definitiva. Se podría decir perfectamente que hay un antes y un después de Picasso en la historia del arte”, señala Duprat sobre la importancia de esta muestra que puede visitarse con entrada gratuita de martes a viernes, de 11 a 20, y los sábados y domingos, de 10 a 20.