Las persona que llegaron del exterior cumplen la cuarentena en diferente hoteles de la Ciudad de Buenos Aires, pero denuncian que falta higiene y atención médica.
En las últimas horas se conocieron testimonios de personas que llegaron del exterior, que indican que en los hoteles de la Ciudad donde deben cumplir la cuarentena obligatoria, no se cumplen las normas de cuidados sanitarias.
En los hoteles donde se alojaron a los repatriados, no hay personal propio, sino que están atendidos por voluntarios, que se encargan del reparto de comida sin cobrar un salario.
Los porteños que fueron llegando al país, traídos por el Estado Nacional, a causa de la pandemia del Coronavirus, fueron trasladados a hoteles de la Ciudad con el fin de que cumplieran la cuarentena obligatoria. Son más de mil personas recién y los hoteles donde los alojaron son: Presidente, Cyan de las Américas, Gran View, Deco Recoleta, Ibis Congreso, Escorial, Cyan América Tower y Panamericano.
En un principio les informaron que se les realizaría un chequeo médico y que, como mucho en 48 horas, si no presentaban síntomas de COVID-19, podrían continuar la cuarentena en sus respectivos hogares.
Según el testimonio de varias personas, publicados en el diario Página 12 los hoteles no contemplan medidas de seguridad.
Algunos de los testimonios decía que: “Se suponía que éramos el peligro, pero mandándonos acá, lo están creando.” “Es una tarea perfecta para la diseminación del Covid-19.” “Se parece a un caldo de cultivo.”
Muchos son los testimonios de aquellos que llegan de distintos puntos del mundo, pero hay decepción e incertidumbre, estos algunos de lo expresado, “Pero en lugar de darnos el alta, el doctor Guitián, encargado del hotel donde nos hospedamos, nos informó que un señor de la habitación de al lado dio positivo”. Por lo que, por compartir espacios comunes, “aún sin encontrarnos nunca, porque son la cocina para calentar agua y los pasillos, corríamos riesgos por más de tener habitaciones separadas” explicó que en ese momento les pidieron paciencia, hasta que el paciente positivo fuera trasladado a un centro de aislamiento. “Sólo íbamos a quedar su mujer, con quien mantuvo contacto estrecho, y nosotras, en aislamiento preventivo por unos 5 o 7 días”, y que deberían esperar un próximo hisopado.
Si bien las jóvenes se mostraron comprensivas en cuanto a la situación que estaban atravesando, entendiendo “que eran cosas que podían pasar, a esto nos exponíamos”. Sin embargo, comenzaron a impacientarse “porque no hicieron nada, no se llevaron al señor al que dio positivo ni nos dijeron nada, no volvieron más y nosotras llevamos ya 17 días encerradas”.
El paciente hasta ayer por la tarde, continuaba en el hotel con su pareja, quien en la misma prueba de PCR había dado negativo. Ante la incertidumbre y la falta de información, esa persona habría optado por pagar un nuevo test privado, avalado por el gerente del nosocomio de cabecera, Daniel Mamaní. Pero esta vez, el resultado dio que no tenía coronavirus, por suerte para el ciudadano. Una de las jóvenes expresó, “Es una irresponsabilidad el accionar colectivo tanto del personal del hotel como el de la salud”, a la vez que subrayó que están dispuestas “a acatar las medidas para el bienestar social”. Pero exigió información fehaciente y contención por parte de quienes están al frente del operativo que hasta ahora es muy confuso para todos aquellos que llegan al país.
Por su parte, Fernán Quirós, Ministro de Salud, comunicó ayer sobre las personas alojadas en los hoteles, dijo que “No hace falta revisarlos ni hacerles algún estudio. Son un peligro para la comunidad. Estamos cuidando la salud de la sociedad y ustedes están haciendo un servicio esencial: estar protegidos durante estos días para que la sociedad no se contamine o contagie de los poquitos que pudieran tener la enfermedad.”
Marcela, otra de las personas que alojaron en un hotel de Recoleta, expresó su testimonio: “Lo confuso es que nos decían que esta era una ley obligatoria, que había que respetar la cuarentena. Nunca nos bajaron información coherente y precisa”.
Y agregó que “El encierro es durísimo, tenés que hacer un enorme esfuerzo para sobrellevarlo. Si tuviéramos al menos la convicción de que estamos en manos de gente que nos está cuidando nos sentiríamos mejor. Pero nadie sabe nada, es todo caótico, a medida que pasan los días nos vamos poniendo peor”.