Los legisladores del Frente de Todos, le piden al Gobierno Porteño, recursos para sostener los barrios más vulnerables de la capital.
Para hacer ver su apoyo al reclamo de un fondo de emergencia, los legisladores del FdT, participaron de las ollas populares que se realizaron en barrios populares de la Ciudad de Buenos Aires.
Este lunes, los legisladores del bloque legislativo porteño del Frente de Todos, participaron en varias ollas populares, que se llevaron adelante en algunas villas de la Ciudad. El objetivo de la medida es para apoyar los reclamos de las organizaciones sociales y comunitarias, ya que son los que diariamente están a cargo de aquellos lugares donde más pega la pandemia.
En este sentido, pidieron reconocimiento para las tareas esenciales y mayor presupuesto para garantizar la alimentación, la salud y luchar contra la violencia de género.
“En los barrios se hace Patria”, aseguró Laura Velasco y agregó: “En los barrios se hace Patria. Hoy las ollas populares son esenciales para garantizar asistencia alimentaria”.
“Por eso acompañamos a quienes todos los días ponen el cuerpo en los territorios y reclamamos que se traten los proyectos legislativos que proponen las organizaciones populares. Es urgente que el Gobierno de la Ciudad impulse un Fondo de la Economía popular, fortalezca los comedores comunitarios, garantice un ingreso a las cocineras y reconozca a las promotoras de salud y de géneros y diversidad”, dijo Velasco.
Una gran diferencia es como en el país las medidas de aislamiento generales se tomaron temprano con resultados favorables, en estos barrios se está llegando tarde. Con las estrategias dispuestas hasta ahora la situación se volvería rápidamente dramática. La demora de más de 10 días en restablecer el suministro de agua en parte de la villa 31 es un ejemplo del desamparo que se vive en estos barrios, sólo que en esta oportunidad tuvo mayor visibilidad por la protesta de sus habitantes. Los anuncios de nuevos esfuerzos coordinados para la gestión de la epidemia en estos barrios pueden comenzar a paliar el impacto de la enfermedad pero deben enmarcarse en una política específica sostenida y con recursos suficientes para que la gravedad de la situación habitacional no consolide el impacto desigual de la intervención estatal y Nacional.
La ausencia de una intervención diferencial resultó en una tasa de contagios en villas y asentamientos mucho mayor que la del resto de la ciudad. Las condiciones de vulnerabilidad de los barrios populares multiplican el riesgo de circulación del virus. Más allá de las modalidades comunitarias que se implementaron, las medidas generales del aislamiento social preventivo y obligatorio son insuficientes para gestionar la epidemia una vez que llega a las villas y asentamientos. Dado que en el país más de tres millones de personas viven en villas y asentamientos, es indispensable establecer una política nacional y local de gestión de la epidemia en esos lugares. En las villas y asentamientos las personas están más expuestas al contagio y son más vulnerables por varias razones que se presentan en esta pandemia.
Hay que ser realistas que es casi imposible efectuar una prevención personal y familiar efectiva por el déficit de servicios básicos, como el agua, el hacinamiento y la falta de elementos de limpieza y desinfección. Además, la imposibilidad de contar con ingresos económicos obliga a muches a salir y hacer largas filas en comedores comunitarios para alimentarse. Desde el comienzo de la cuarentena la asistencia a comedores aumentó exponencialmente. El trabajo en ellos recae en general en mujeres y disidencias, quienes terminan más expuestes al contagio. Quienes viven en villas y asentamientos presentan peores indicadores de salud que quienes viven en barrios de mayor poder adquisitivo, debido a las condiciones habitacionales y ambientales deficitarias. Además, sufren mayores restricciones de acceso a los servicios de salud. En la Ciudad de Buenos Aires, por ejemplo, el 90% de los casos de dengue ocurrieron en las comunas del sur, que concentran a la mayor parte de las villas de la Ciudad. Allí, la esperanza de vida es hasta 8 años menor para las mujeres y 4 años menor para los hombres que en las otras comunas de la Ciudad.
La legisladora Laura Velasco, fue quien presentó recientemente la Ley Bety, que pretende encontrar promotoras de género y diversidad que hoy existen de hecho en los barrios populares de la ciudad tengan un marco institucional, pero también un reconocimiento económico por el trabajo que realizan en las consejerías barriales acompañando los casos de violencia, promoviendo el acceso la salud sexual reproductiva y no reproductiva y realizando talleres que fomenten el protagonismo de las mujeres y de las personas LGBTIQ+.
“Todos estamos de acuerdo en que garantizar la alimentación, la salud, la educación, el cuidado de niñas, niños, adolescentes y adultos mayores, de la vida en definitiva, es esencial. Y hoy, en el marco de la emergencia sanitaria por coronavirus, esto ha tomado una relevancia inusitada, por eso urge que el Gobierno porteño reconozca, no sólo de palabra, el enorme trabajo que muchísimas personas realizan diariamente cuidando la vida de aquellos viven en las villas de la ciudad”, finalizó la legisladora.