Dentro del marco de la pandemia del covid19, los lavaderos de autos desarrollaron un protocolo para poder reabrir sus puertas.
Solo dentro del territorio de la capital federal, ya por lo menos unos 200 lavaderos, que debido a la cuarentena del nuevo coronavirus, permanecen cerrados desde el 20 de marzo.
En este sentido, elaboraron un protocolo de higiene y prevención, y lo presentaron al Jefe de Gobierno, por lo que piden ser considerados un rubro esencial, y así volver a la actividad.
Por causa de la cuarentena que rige en el país por el coronavirus, los lavaderos de autos, que en la Ciudad de Buenos Aires, tuvieron que cerrar sus puertas, al no ser considerados esenciales. Por eso, desde la cámara que los agrupa aseguran que la situación se tornó insostenible y anticipan que decenas de locales no podrán volver a abrir sus puertas.
Según explicó a Ambito.com Atilio Krenn, presidente de la Cámara Argentina de Lavaderos Automáticos y Manuales de Automotores (CALAMA) “Las acciones del Gobierno de la Nación y de la Ciudad, tendientes a normalizar la actividad hacen que se minimice el uso del transporte público, recomendando circular en sus vehículos particulares. Esto implica la necesidad de lavar y desinfectar con asiduidad estos vehículos, potenciales transmisores del Covid-19”.
Desde CALAMA explicaron que en la Ciudad de Buenos Aires hay cerca de 200 lavaderos registrados, mientras que unos 150 trabajan en forma clandestina. “Aquellos que no tienen a sus empleados en blanco, hoy los desvincularon y no le pagan los sueldos, de ese total creemos que entre 50 y 60 no volverán a abrir sus puertas”, indicó Krenn.
De esta manera, sostienen que es imposible sobrevivir con más de 90 días de inactividad. “Nuestros costos fijos siguen: debemos paga el alquiler, teléfono, internet e increíblemente las distribuidoras eléctricas nos siguen cobrando la capacidad de suministro convenida que tenemos contratada, aunque no gastemos ni un KWH”, argumentó. “No podemos saber cuántos se verán afectados, pero no hay dudas de que habrá una ola de quiebras post pandemia”, indicó Krenn, que no logró respuestas positivas por parte de las autoridades porteñas.
Dentro de la nómina de personal que desarrolle las actividades, están dispensadas del deber de asistencia al lugar de trabajo, de acuerdo a lo establecido por el Poder Ejecutivo Nacional, a través de la Resolución N° 207/2020 del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social, en su artículo 1°, las siguientes personas incluidas en los grupos de riesgo y aquellas cuya presencia en el hogar resulte indispensable para el
cuidado del niño, niña o adolescente a saber que trabajadores y trabajadoras mayores de sesenta años de edad, excepto que sean considerados “personal esencial para el adecuado funcionamiento del establecimiento”. Se considerará “personal esencial” a todos los trabajadores del sector salud. Trabajadoras embarazadas. Trabajadores y trabajadoras incluidos en los grupos de riesgo que define la autoridad sanitaria nacional.
Además se agregan grupos de conformidad con la definición vigente al día de la fecha, estos son por ejemplo enfermedades respiratorias crónicas: enfermedad pulmonar obstructiva crónica [EPOC], enfisema congénito, displasia broncopulmonar, bronquiectasias, fibrosis quística y asma moderado o severo. Enfermedades cardíacas: Insuficiencia cardíaca, enfermedad coronaria, valvulopatías y cardiopatías congénitas. inmunodeficiencias, diabéticos, personas con insuficiencia renal crónica en diálisis o con
expectativas de ingresar a diálisis en los siguientes seis meses.
Además en el sistema de turnos se atenderá únicamente con turno previo tanto a clientes como a proveedores, a fin de evitar aglomeraciones de asistentes al establecimiento sanitario.
Krenn considera que “no tenemos ninguna posibilidad de ingresos y hay colegas que probablemente desaparezcan”, sostuvo y agregó, en relación al protocolo que le presentaron al Gobierno de la Ciudad: “Se trata de un protocolo muy estricto, en donde se respetaría el distanciamiento social y evitaría el contagio entre los empleados y los clientes”.
“Esta pandemia dejó más expuesta la problemática que tenemos con los lavaderos en negro que ofrecen precios más económicos y son competencia desleal. Si bien no reciben la ayuda del Gobierno, no deben afrontar el gasto de carga sociales ni sueldos, porque desvincularon a su personal”, concluyó el presidente CALAMA, Atilio Krenn.